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Desde hace un tiempo tengo la costumbre de encender algunas velas por la noche, cuando por fin me puedo relajar tras un día de correr sin parar. Encender unas velas es parte del ritual nocturno porque me gusta la sensación de tranquilidad que transmiten.

Como me da bastante pena tirar los vasos de las velas usadas, tengo una colección considerable y la verdad es que no los doy mucho uso. Así que ayer decidí reutilizarlos con unas velas de agua, de esas pequeñas que venden en sitios como Ikea. Lo malo de estas velitas es que, si dejas el metal que las protege, al final dejas de ver la llama y las tienes encendidas para nada. Así que quité el protector y dejé la vela directamente en el vaso. Y fue una buena idea porque la cera de la vela se extendió por todo el vaso y duró varias horas. Luego sólo hay que limpiar el resto de la cera cuando esté seca y están listas para volverse a usar.

Así pues, si tenéis velas de estas y unos vasos (mejor que sean estrechos para poder usar mejor la cera de la vela) ya tenéis una velas bien sencillas y económicas.

*Foto: Laura Martín