De un tiempo a esta parte, el proveedor de series y programas a través de streaming Netflix ha terminado convirtiéndose en una especie de hada madrina de las series, bien ayudando en la producción de series canceladas (como es el caso de The Killing, a la que prometo dedicar su propio post, ya que es una de mis series favoritas) bien produciendo las suyas propias, como ha sido el caso de House Of Cards u Orange is The New Black.

Su método de estreno de capítulos no puede gustarnos más a los que tenemos que buscarnos la vida a la hora de ver nuevos capítulos de las series americanas, ya que cuelga de su web todos los capítulos de la temporada y deja al gusto del consumidor el ritmo al que desea verlos. Y no hay nada más goloso que tener una temporada completa dispuesta para poder ver de un tirón las series que más te enganchan.

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Confieso que comencé a ver House of Cards con la emoción de una niña pequeña. No podía apetecerme más, dadas las críticas que había leído y el plantel de actores, sobre todo Kevin Spacey, que me gusta desde los tiempos de Seven. Pero la serie me decepcionó. Y no porque de factura no fuera perfecta: su música, sus localizaciones, sus actores… se notaba una serie en la que no habían escatimado nada y hecha para encandilar a un público adulto que espera algo más cuando se sienta frente al televisor. Pero para mi pinchó en una de las claves para que me guste una serie: la empatía. Durante toda la temporada, esperé a que alguno de los personajes me cayera bien, me “enamorara” o al menos comprendiera sus acciones. Pero no. En el mejor de los casos, me parecían unos miserables y en el peor, unos maquiavélicos con una suerte inaudita para que todo les saliera según sus deseos. No me la creí, vaya.

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Así las cosas, tomé el nuevo estreno de Netflix con algo de precaución. Orange is The New Black tenía un argumento algo espinoso, ya que su acción transcurre en una cárcel de mujeres y este tema, a priori, no iba demasiado bien con la comedia que pretendía ser. Pero es mucho más: cada uno de sus personajes, ya sean presas, guardias, familiares… tiene un porqué, una historia que poco a poco se va desgranando. Sus actrices (sí, también hay actores, pero ellas llevan todo el peso de la serie) son absolutamente maravillosas. Todas. Esta primera temporada ha resultado tan redonda, que les ha dejado el listón altísimo para la siguiente, para la que desgraciadamente hay que esperar un año entero. También habrá que esperar a la hora de las nominaciones a las mejores series de los diferentes premios de televisión, y espero que Orange… se lleve una buena tajada.

Habrá que esperar los próximos movimientos de Netflix, porque ya se ha convertido en un imprescindible a la hora de hacer series.

Fotos: awardsdaily, musedmagonline