Hace unos días comentábamos en twitter que existen una serie de reglas no escritas a la hora de bajar a los niños al parque que, hasta que no has bajado unas cuantas veces, no conoces y pagas la novatada.

parque infantil 1

Así que ejerciendo de servicio público, aquí os cuento unas cuantas cosas que yo ya he aprendido.

1. En el parque, todo marcado. Cada juguete, cada muñeco, cada trapo… todo lo que bajes al parque es mejor que lleve tu nombre o el de tu niño. Parece una tontería pero los niños no saben de mío o tuyo y todo lo quieren para sí. Y algunos padres tampoco. Y llega el momento de recoger y resulta que ese precioso conjunto de pala y cubo que con tanto amor le regaló la abuela, ha volado y tú ni siquiera te has dado cuenta. Además, en caso de duda, siempre podrás argumentar la marca como prueba en un juicio de parque, si alguien te discute la propiedad del camioncito por el que discuten dos niños.

2. Tráete las provisiones. Imprescindible el agua y las toallitas, lo mismo para beber, para limpiarse o para curar una herida pequeña. Valen para todo. Y si el niño es mal comedor, no sabéis lo útil que resulta bajar la merienda al parque, allí comerán lo que no comen en casa, seguro.

3. Los bancos, ese artículo de lujo que jamás probarás. Cuando no tenías hijos, siempre te preguntabas porqué en los parques infantiles siempre se sentaban los viejecitos. Ahora lo sabrás. Los bancos están ahí, al alcance de tu cuerpo, pero con hijos muy pequeños, nunca podrás sentarte. Ellos quieren subirse al columpio, quieren tirarse por el tobogán o tienen la mala costumbre de gustarles estar justo al otro lado del parque. Y tú tienes que estar cerca. Así no hay quien descanse. Resígnate. Crecerán y serán algo más independientes pero hasta entonces el banco será una ilusión óptica.

parque infantil banco

4. Lo que se habla en el parque, se queda en el parque. La primera vez que bajes, harás un examen visual a las madres que están allí. Y creerás que con aquella chica con rastas que no se peina jamás y con esa que chilla como si fuera una soprano no podrás mantener la gran amistad que tienes con tu amiga estupenda, que vive subida a unos tacones y que permanecerá soltera disfrutando de la vida hasta los cuarenta. Pero te equivocas: la chica de las rastas y la chillona tienen ahora mismo una cosa en común contigo más importante que cualquier otra: un niño de la misma edad que el tuyo. Y no sabes hasta qué punto une algo así. En unos días, tras conversaciones intrascendentes, terminarás haciendo allí una terapia de grupo que te hará desear bajar más que nada en este mundo. Y esas mujeres, aparentemente tan desinformadas te van a solucionar muchos temas que tu desconoces. Dales una oportunidad. Te alegrarás.

5. Sacude al niño antes de subir. Un parque es un lugar sucio. Puede que de lejos no lo parezca, pero lo es. Además, tras un primer día de bajar a tu niño vestido ideal de la muerte te darás cuenta de hasta qué punto esto es cierto. Así que, primero hazte con ropa de parque: chándals, camisetas de algodón, zapatillas de deporte. Para él y para ti. Y después de jugar, cuando llegue el momento de recoger y volver a casa, procura quitarle toda la arena que ha sido capaz de acumular: bolsillos, bajos del pantalón, zapatillas… no sabes lo inteligente que es la arena para esconderse. Y si no lo haces a conciencia, tu maravilloso suelo de tarima flotante se va a llenar de piedrecitas que te harán odiar la arena para el resto de tus días.

Parque Infantil con arena

Espero que estos consejos os sean de ayuda.

Y si no, ya lo aprenderéis sobre la marcha, que nadie da cursos de madre y todo se termina sabiendo.

Imágenes: leighvillage, wikipedia, pavigreen