El sábado por fin pude hacer realidad un plan que tenía pendiente desde hacía varias semanas y que, por unas circunstancias u otras no había podido llevar a cabo.

Como gran admiradora de su trabajo no podía dejar pasar la exposición de Annie Leibovitz. En una lejana época de mi vida, en la que deseaba ser fotógrafa (qué cosas), Leibovitz era una de mis fotógrafas preferidas, supongo que básicamente por la repercusión de las fotografías realizadas a personajes populares. Cuando me enteré de que exponían su obra (no únicamente su trabajo sino también sus obras privadas) no pude resistir la tentación.

 

annie leibovitz 1

 

La exposición, de lo más recomendable. Mucha gente, eso sí, pero ver sus conocidísimas fotos en gran formato es una gozada. Particularmente, como buena mitómana, prefiero sus fotos de famosos a su colección privada, aunque no dejé de sorprenderme de su calidad en ambas.

 

Como tras la exposición había que comer, qué mejor sitio que el renovado Mercado de San Miguel. Y como estaba cerca (se puede ir andando de un lado al otro) pues allá que nos fuimos.

 

puerta mercado san miguel

 

¡Es una auténtica maravilla! Yo, que soy muy de comprar en el mercado de toda la vida, disfruté como una enana visitando todos los puestos.

 

Mercado San Miguel 2

 

Tras alegrarnos la vista, tocaba alegrar el estómago. La particularidad de este mercado es que puedes comprar los productos en los diferentes puestos y llevártelos a unas mesas que están en el centro para comerlos allí mismo. Hay de todo: mariscos, canapés variados, jamón, quesos…

Y para regarlo, nada como un buen cava frequito (porque hacía muchísimo calor):

 

cava mercado san miguel

Eso sí, si pensáis ir por allí en sábado, os recomiendo no ir demasiado tarde. Coger mesa se convierte en una batalla. ¡Nosotros llegamos a compartir la nuestra con otros dos grupos!

La verdad es que fue un buen sábado.

 

Os lo recomiendo. De veras.

¡Feliz semana!