¡Madre mía! Han pasado ya varias horas y aún tengo el subidón en el cuerpo y es que ya tengo en mi casita todas las cosas que he conseguido de la colección más deseada de los últimos años, al menos para las que no nos podemos permitir comprar ropa de un diseñador prestigioso como la que se toma un café.

Me he levantado pronto y me he encaminado al H&M con la ilusión de una niña con zapatos nuevos, pero intentando mentalizarme de que pudiera ser que no consiguiera nada de lo que tenía en mente, y así  no llevarme luego el chasco de mi vida.

He esperado la cola durante más de una hora y he tenido la suerte de estar entre las primeras. No sé si sería por la crisis económica, pero me ha sorprendido la gente, porque había bastante, pero no tanta como el pasado año con Viktor y Rolf, y eso que son mucho menos conocidos.

Cuando llegaron las diez y abrieron las puertas, salimos todas como una exalación para conseguir el máximo número de prendas posibles, al menos para luego tener la posibilidad de descartar. Fue tremendo porque a las diez y cuarto ya no quedaba absolutamente nada. La de hombre fue otra cosa: cuando yo me fui aún estaban las perchas llenas de ropa (¡qué suerte la de ellos!). Las chicas del H&M (que son un amor) se reían al vernos como poseídas corriendo y chillando.

Os enseño alguna de las fotos del momento:

En esta estamos todos en la cola esperando a que abrieran

Esperando en la calle

Ya dentro, todos corriendo a ver si veíamos algo chulo

La zona de ropa de mujer

La zona de hombres, tan tranquila como un día cualquiera

La zona de hombres y caja

Y la cola del probador, había que tener mucha paciencia

dentro3

Como he dicho, yo tuve suerte. Entré de las primeras y me fui directa a la camisa sin mangas blanca con el lacito negro y hasta pude buscar tranquilamente la talla, porque todo el mundo había ido a los vestidos. Luego fui a por el vaquero negro y lo mismo. De rebote pillé la americana negra de mi talla y las medias y el pañuelo estampado de leopardo, mientras mi compi (gracias por todo) me pilló el vestido corto de cebra. Vamos, que todo un éxito… estoy contentísima.

No sé si me pondré las medias, aunque la chica que estaba detrás mío en la cola (hemos estado tanto rato, que hemos hecho hasta amistad en la espera) me ha dicho que quedarían divinas con unos pantalones cortos negros y unas botas altas de tacón. Me ha dicho que en Italia es lo más, así que le he hecho caso, y espero que sí quede divino.

No he visto ni los zapatos ni las joyas, eso ha sido el único pero, porque yo creo que en el H&M en el que yo estaba no los había.  No es que tuviera mucha idea de ningún complemento, pero me hubiera gustado ver la calidad. Tampoco he conseguido la blusa de estampado de serpiente que iba con el cinturón, aunque eso creo que sí estaba.

Me encantaría que alguien me contara cómo le ha ido, aunque espero que hayáis tenido mi suerte y hayáis conseguido alguna cosita.

Ahora se abre otra vez el calendario para ver con quién nos sorprenden el próximo año. Sorpresa, sorpresa…

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