El otro día me di cuenta de que no tenía más remedio que renovar mi ropa interior al completo. Mi baile de tallas desde que fui madre ha sido constante y me tuve que resignar a pasar por la pequeña tortura que supone comprar algo que no me suele apetecer comprar.
Fui a una gran cadena de ropa interior, a la que confieso que hace muchísimo tiempo que no iba. Pensé en que, ya que tenía que hacer un buen desembolso, aprovecharía los descuentos que tenían (las tiendas últimamente parece que viven en una continua época de promociones, pero eso sería otro tema).
El trato fue tan bueno como podía ser teniendo en cuenta una tienda abarrotada de gente y unas horas nada propicias para perder mucho tiempo allí. Me gustó bastante que las dependientas se tomaran su tiempo conmigo. Las pregunté y siempre fueron muy amables, aconsejándome tallas y ofreciéndome prendas. Una cosa que me encantó fue la idea de un timbre en cada probador, que puedes pulsar si necesitas otra talla y así te ahorras tenerte que volver a vestir y desvestir.
Además, las dos dependientas a las que pregunté no parecían simplemente dependientas, sino que tenían cierto control de tallas y formas más favorecedoras para cada una de las mujeres que allí estábamos.
Salí muy contenta de allí y me planteé la siguiente cuestión: en temas de ropa interior, no es suficiente que el que te vende sea un dependiente, por muy amable que pueda ser. Si quieres verdaderamente salir contenta de la tienda, sea como sea, la dependienta debe ser corsetera.
Creo que todas, en mayor o menor medida, hemos terminado siendo esclavas de las grandes superficies, en las que encontramos todo a dos pasos, y podemos comer, comprar y tener un rato de ocio estando calientes (o frescos, dependiendo del tiempo). Pero con ello hemos tenido que renunciar a la atención que nos puede dar un pequeño comercio. Y esto es especialmente sensible en el caso de las corseterías.
Si vas a una tienda (todos sabemos qué grandes cadenas de ropa dominan el sector) una dependienta más o menos amable te atenderá. Pero en muchos casos no llegará a más. Su trabajo lo tendrás que hacer tú y muy probablemente termines descontenta o con una talla equivocada.
Dicen que la mayoría de las mujeres llevamos la talla de sujetador que no es la que deberíamos llevar. Yo creo que con el declive del oficio de corsetera esto está abocado a ocurrir cada vez más.
Si algo he aprendido con la experiencia es que quien tiene una corsetera, tiene un tesoro.
Yo espero encontrar la mía.
Fotos: google.images
Yo tengo la mía y sí, es un tesoro. Ahora ya no se me ocurre ni loca ir a una de esas cadenas que además, nunca tienen variedad de copas (¿o es que todo el mundo tenemos que tener una B?). Con mi corsetera, llego y, sin necesidad de decir nada, ella ya me saca el sujetador perfecto, ¡tiene un ojo clínico! y voy más cómoda y guapa que nunca ;o)
Pues mira por donde que eso mismo me pasa a mí, realmente no sé ni que talla gasto sobretodo después de la maternidad y ojalá reviviera ese viejo y necesario oficio como es el de la corsetera.
Un fuerte abrazo Rati!
Pili
Qué extraño y qué bueno encontrar un “post” sobre este tema.
A mñi también me atienden corseteras y es fundamental que en la tienda las haya, no sólo para atenderte sino también para hacer arreglos, que yo siempre los necesito.
Un saludo.
Me has dejado impresionada con este post… yo confieso que soy de las que van a grandes superficies y cadenas… supongo que el entrar en una tienda especializada me haría sentir un poco tonta, realmente es eso, no tengo muy claro la talla, cogo la misma de forma automática y muchas veces rápido y sin probármela… tendré que ponerme a buscar una corsetera. Muchísimas gracias por el consejo!!! Un gran post, Rati!!!!
Un saludo,
Mario de la Renta (obviamente la parte femenina)
Qué precioso post!!!! Me ha encantado!!!! Tienes toda la razón Ratita… nada mejor que dejarse aconsejar por un especialista en la corsetería, la diferencia en la comodidad y en cómo sienta la prenda en muy evidente a los que nos ofrecen las grandes cadenas con trato generalizado!!!
Un beso muy fuerte!!!
Es verdad lo que comentais, un porcentage muy alto de españolas no sabe la talla correcta que usa, realmente es muy importante saber nuestra talla(podemos corregir posturas de espalda), es agradable acercarse al pequeño comercio y que te atiendan correctamente.