Cuando se es una familia de cuatro personas, el tema de buscar un hotel donde pasar las vacaciones se convierte en algo realmente complicado. Cuando sólo teníamos a la niña la cosa era mucho más fácil, dos camas de matrimonio o como mucho una cama supletoria y el tema estaba solucionado. Pero encontrar habitaciones de hotel en las que quepan dos adultos, una cama supletoria y una cuna no es nada sencillo.

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De hecho, hay muchas ciudades españolas que directamente hay que descartar porque no tienen hoteles familiares y al final te toca ir donde sí te ponen más fácil la ya de por sí complicada tarea de trasladar a cuatro personas a vivir unos días en otra ciudad.

Así que, como esto de internet es en parte un intercambio de información, he decidido (tras una consulta en twitter) que voy a ir contando los hoteles en los que vayamos con la familia y merezcan realmente la pena.

Cuando nos recomendaron el Hotel Solymar en Calpe, gracias a una compañera de trabajo del marío, lo primero que nos sorprendió fueron sus instalaciones. Vimos su página web y ya no había vuelta atrás: si teníamos que ir a la playa en vacaciones (no somos demasiado amantes del mar, pero es la mejor opción cuando se tienen niños) ese sería nuestra elección.

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Fuimos con el temor normal de que no se cumplieran nuestras expectativas y no hemos podido volver más encantados.

Todo ha salido perfecto y hemos concluido que es el hotel ideal para ir con niños.

  • Habitaciones muy amplias, con un sofá convertible en cama y una cuna (previa petición), una gran terraza con vistas a la playa y al peñón de fondo.
  • Baño con ducha y bañera y con los sanitarios independientes y con productos de Yves Rocher que reponían cada día por lo que no es necesario llevar ni champú, ni gel ni hidratante corporal. También nos pusieron tres cepillos de dientes.

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  • Elegimos la opción de pensión completa y el buffet era espectacular. Cada día variaban prácticamente todos los platos, y todo lo imaginable estaba allí, desde cava en el desayuno, postres de todos los tipos, dos paellas distintas por día, hasta un señor cortando jamón en el centro de la sala. Tenían una zona especial con comida infantil y un puré distinto para los bebés cada día. También había zona de comida sin gluten. Además, pese a estar lleno, nunca tenías que esperar mesa porque había dos salas abiertas y un montón de tronas facilitaban el trabajo de los papás con bebés.
  • La piscina era estupenda. No demasiado grande pero siempre había un hueco para bañarse. Además, también había piscina infantil para poner los bebés a remojo.
  • Decir a pie de playa no indica lo cerca que está la playa. Porque estás en la playa. Desde recepción hay un ascensor que te lleva a la playa, apenas andando diez pasos. Además, la zona de acceso para  personas con movilidad recucida está casi al lado y era sencillo entrar con los carros del bebé.
  • Cogimos tres toallas para la playa de las del hotel, pagando un depósito y cada día nos las cambiaban por otras limpias. El último día, al entregar las toallas te devolvían el depósito y así te traías las tuyas tan limpias de vuelta a casa.
  • Existe un invento maravilloso llamado miniclub con unas chicas simpatiquísimas, que se ganaron la timidez de mi hija y conseguimos que bajara todos los días a la hora de la siesta. Así no estaba obligada a dormir y los demás podíamos descansar en la habitación.
  • Como el hotel tiene spa, el marío me regaló uno de los tratamientos. La piel se me quedó genial. Y como con el tratamiento me regalaban una sesión de spa, compramos una entrada para la niña y entramos las dos a la hora fijada para entrar con niños. Estábamos solas y lo pasamos genial. Ella aún lo sigue mencionando.
  • El único problema que tuvimos fue con la limpieza de la habitación el segundo día de estar allí. Cuando llegamos de la playa, bajamos a comer y al subir, la habitación aún no estaba hecha. Lo dijimos en recepción y cuando subimos, además de tener la habitación limpia, nos habían dejado una cesta de frutas a modo de disculpa.

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  • El personal del hotel no puede ser más educado y agradable. Están allí para todo lo que les pidas y nunca hay un mal gesto o una mala cara.
  • Calpe nos encantó. Más allá de la zona de la playa, hay un pueblito encantador, con preciosas callejuelas para pasear o cenar.
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      Creo que ha quedado claro que estoy enamorada de este hotel y también que repetiremos. Seguro.