Si el mundo se dividiera entre la gente que toma té y la gente que toma café, yo sería de las primeras. Siempre he sido una gran aficionada a todo tipo de infusiones, y tengo incluso un lugar en la cocina especialmente creado para guardarlas.

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En estos meses de invierno, sigo el ritual de llegar a casa, poner la tetera, y prepararme una gran cantidad de té para pasar el día. Cuando oigo pitar la tetera, tomo el agua, le añado el té, guardo la preparación en un termo y voy rellenando mi “taza del té” hasta que acabo con toda la tetera.

He pasado por fases de todo tipo: té rojo, té verde aromatizado y ahora he descubierto el rooibos, de sabor similar al té, pero sin su teína (soy bastante nerviosa y tanta teína me ponía como una moto).

En las tiendas especializadas existen todo tipo de tés y de rooibos, desde los más simples a los más elaborados. El otro día yo compré rooibos de pastel oriental y de capuccino.

Hace unos años, compré unas latas que voy rellenando, en cuyo frente pego las etiquetas del té que hay en el interior. De este modo, puedo reutilizar la lata y además tengo los datos de su caducidad y tiempo de infusión.

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Porque el té tiene un ritual que si sigues puedes disfrutar aún más.

  • Nunca tiene que cocer. Hay que dejar cocer el agua, retirarla del fuego y entonces añadir el té. Para ello es muy útil tener recipientes contenedores de té, que puedes encontrar en sitios como Ikea o en las propias tiendas de venta de té.
  • Si calientas el agua en el microondas, cuida de añadir el té despacio. Al añadirlo las burbujas del hervido suben a la parte superior y puedes quemarte (no es una leyenda urbana, a mi primo le paso y tuvo quemaduras de segundo grado).
  • Cada infusión tiene su tiempo. En principio debe ponerlo en el propio envase. Si no es así, pregunta al dependiente. Si lo dejas más tiempo del que recomienda el fabricante, el té se oxidará y tendrá un sabor amargo.
  • Existen todo tipo de infusiones. Es mejor investigar un poco cuáles son tus gustos antes de renunciar al té “porque no te gusta”.

Por supuesto, se puede empezar a tomar té del que viene en sobrecitos, pero yo recomiendo el té que venden al peso. El sabor es incomparable.

Estas son mis herramientas:

  • Una tetera. No es indispensable pero me encanta oírla pitar cuando el agua está lista
  • Latas para guardar el té
  • Coladores para colocar el té e introducir en el agua.
  • Un termo para que el té se mantenga caliente y no tener que recalentar el agua.
  • Edulcorantes. Hay gente que le gusta el té tal cual, pero yo prefiero añadirle algo de azúcar o edulcorante. Quedan muy monas las barritas de azúcar con las que remueves al infusión al tiempo que ésta se endulza y se va deshaciendo.
  • Una taza.

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Alguno de mis coladores

Y ya sólo queda disfrutar del placer de una buena taza de té.

 

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¿Gustáis?