Como cada viernes, aquí os dejo mis perlas, que hoy tienen un puntito de nostalgia.

Un viaje en el tiempo: Supongo que los que tengan menos de ¿veinticinco años? aproximadamente (soy fatal para situar fechas y recuerdos) no habrán vivido esta situación: coges tu cinta de cassette favorita, aquella con todas tus canciones favoritas grabadas y que tanto trabajo te costó que quedarán ahí, todas juntitas, ya que las grabaste una a una, esperando a que la canción terminara para soltar el botón de rec. Bueno, pues la introduces en el reproductor y como tiene un mal día (el reproductor, claro), pues decide enganchar la cinta y toda ella sale despedida. ¿Qué se hacía en estos casos? Pues sacarla con cuidado del reproductor, y con un boli bic, hacer girar la cinta hasta que se quedaba otra vez colocada. Los jóvenes no han vivido esto, pero os aseguro que curte una barbaridad en la vida, porque relativiza la frustración. Hoy en día, con los CD y los MP3 estas cosas ya no ocurren, y fíjate, que con el tiempo, me da nostalgia pensar en ello.

Y precisamente de eso me he acordado cuando he visto este bolsito:

 

bolso cinta cassette

 

Sí, ya sé que es un bolso de lo más tonto, pero me ha hecho recordar muchas cosas y un viaje en el tiempo bien merece un hueco en este post. Cuesta 17.99 libras y lo venden en Betty Joy.

 

Un lluvioso cielo azul. ¿Por qué tenemos la obligación de ver el cielo gris en días lluviosos? Es deprimente, la verdad, por mucho que sepamos que llover es bueno y necesario, que purifica el aire y riega las plantitas que nos dan alimento. Sí, todo precioso pero tener que sacar el paraguas y chocarte con todo el mundo, y casi tener cerrar los ojos para evitar que un despistado te deje tuerto, es un verdadero incordio.

Este paraguas no evita la incomodidad, pero la hace mucho más llevadera. Al menos, al mirar hacia arriba no tendrás que ver un cielo gris:

 

paraguas_moma

 

Cuesta 48 dólares y lo venden en la tienda del Moma (MoMA Store).

La foto-espanto de la semana. Que la inmensa mayoría de los diseñadores no saben vestirse, ya ha quedado suficientemente demostrado a lo largo de los años. Sí, ya sé que hay honrísimas excepciones, como Stefano Pilatti, por ejemplo, pero hay otros que, porque los admiramos y respetamos, pero dan gana de gritarles “¿Pero tú te has visto?¿Cómo podemos fiarnos de tu criterio al diseñar si no sabes que ponerte cuando te levantas?” (a muchos aunque se lo gritáramos les parecería estupendo, porque no nos iban a entender, pero nos quedaríamos la mar de relajados).

Como todos tenemos un diseñador de este tipo en mente, pues me voy a ahorrar nombres, que hoy me he levantado educada y no quiero herir a nadie (todos los diseñadores de prestigio leen este blog, y comprenderéis que no los quiero ofender).

La última muestra de este dudoso gusto de los diseñadores es la aparición de Pamela Skaist-Levy y Gela Nash-Taylor, que para los que no lo sepan (yo hasta que no vi la foto tampoco lo sabía, no me las voy a dar de superlista) son las fundadoras de Juicy Couture, que, con motivo de la presentación de su nueva tienda en la Quinta Avenida, se presentaron así de monas:

 

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Como no tengo palabras para describirlo, pues me callo, que hoy me he levantado pacífica.

¡Feliz fin de semana!