Han pasado un mes desde que me animé a autopublicar mi novela, Fácil como Respirar, y parece que hace una vida desde que la subí a Amazon. Desde ese día en el que, muerta de nervios, pulsé el botón de subida a la tienda. Y no creo que olvide nunca las horas, en realidad días, que tardó en finalmente subir y estar disponible para todo aquel que quisiera conocer la historia de Nora.

Fácil como respirar

Está siendo todo un viaje y estoy feliz con cada nuevo paso que doy. En realidad, hay momentos en los que pienso que no es posible que haya pasado tan poco tiempo, porque está siendo muy intenso.

He tenido mi primera reseña y también posts dedicados de Beth Fevrier y de Cristina Márquez.

Lo mejor de todo es que  la gente que la ha ido leyendo me ha comentado qué le ha parecido y es emocionante ver que han entendido a los personajes y que se han divertido con ellos, y hasta, incluso, les han cogido cariño. Es curioso cómo hay la mayoría de la gente quiere más historias de Nora, de Bosco y también, porqué no decirlo, de Craig. Es divertido charlar por twitter o por Instagram y recibir las opiniones de las personas que poco a poco van animándose a adentrarse en este viaje conmigo.

También está siendo complicado el hecho de mantener a la gente interesada por el tema, de evitar que no caiga en el olvido, y de que, con el tiempo, el boca a boca haga que más lectores quieran acompañarme.

Es el primer paso que doy en este mundo de la literatura, pero espero que no sea el único. De hecho, ya tengo en la mente otra historia que no me deja dormir (cosa que ya me ocurría con Fácil como Respirar, soy mucho de crear las historias antes de acostarme).

Pero tengo claro que todo, todo, todo lo que está viniendo es maravilloso y tremendamente enriquecedor.

Así que aprovecho para pedirte a ti, que estás ahora leyendo este post, que te animes con Fácil como Respirar, que cuando lo leas, me digas qué te ha parecido, y sobre todo, que lo disfrutes tanto como yo al escribirlo.