Como ya os conté en este post había sido elegida Embajadora de Fanta y toda la familia íbamos a pasar un día en Micrópolix.
Tenía muchísimas ganas de ir, pero jamás podía imaginar que aquello sería tan divertido como fue.
A las doce de la mañana, con una puntualidad británica, fuimos por un acceso especial (por algo somos embajadores, y los embajadores no esperan colas) en el que una chica de Micrópolix nos esperaba con los pasaportes y unas carteras en las que los niños irían guardando los dinerillos (llamados eurix) que fueran ganando a lo largo del día.
De ahí, y gritando “Fanta, Fanta, Fanta Kids” todos los niños se dirigieron hacia el banco a sacar sus primeros eurix.
Después nos fuimos al plató de televisión y cuál no fue mi sorpresa cuando vi que los adultos también estábamos invitados a verlo todo. ¡Ese es un lujo que no todos los padres tienen al entrar allí! Empezaba a darme cuenta de las ventajas de ser embajadora.
Era un plató con todos los detalles, incluyendo el croma, que nos dio momentos de lo más divertido, cuando los niños, ejerciendo de reporteros, tenían tras de sí los mapas de tiempo e incluso una tormenta con viento huracanado y niños voladores.
Tras la visita a la tele los Fanta Kids se dirigieron al supermercado. Tenían que demostrar que eran capaces de realizar una compra tan bien como un adulto, y en una tienda con todos los detalles, compraron como verdaderos expertos (por algo son hijos de quienes son)
Y para desoxidar tras comprar la comida, fuimos a la discoteca:
Y como ya habíamos hecho tiempo para la hora de la comida, subimos a la sala donde todo estaba preparado para reponer energías, desde deliciosos canapés para los mayores a pizza para los niños. Allí mi hija probó la Fanta sin Burbujas y, sin dudas, han conseguido una cliente de por vida.
Y tras comer una equilibrada comida de pizza y gusanitos, los niños (y también los padres) nos dirigimos al taller de reciclaje, donde habían llevado todas las botellas vacías de Fanta y estuvimos haciendo manualidades (algunos con mas arte que otros) y obtuvimos algo así como una flor.
Antes…
Durante…
Y después
Y para terminar la jornada, los niños fueron a la academia y terminaron siendo aguerridos policías.
Pasamos un día absolutamente genial, la gente de Micrópolix se portó fenomenal con todos nosotros y cansados pero contentos nos dirigimos a casa.
Estoy encantada con que las marcas organicen estas jornadas teniendo en cuenta, no sólo a los bloggers, sino a las sufridas familias de los bloggers, que por una vez, pueden disfrutar como muchas veces nosotros lo hacemos.
Creo que me va a costar volver a la vida normal después de ver las enormes ventajas de ser embajadora…
pero q requetedivertido!! tiene una pinta genial. Estoy de acuerdo contigo ha de haber cabida para todos con niños y sin niños, en definitiva todos somos clientes.
un besote
majorf40
http://www.unpaseoxlavida.blogspot.com
Madre mía, que bien os lo pasáis últimamente!!!!
Ya sabes que tenemos pendiente una visita todos juntos a Micropolix! 😉
Besitos!!!
Cris