Como ya he comentado en otras ocasiones, mi madre es una buena costurera que se encarga de llevar a cabo las locuras de una hija caprichosa y que tiene una incapacidad absoluta para cualquier trabajo manual.

Hace un par de años, se me empecinó una capa y tras mucho dar vueltas, encontramos una tela y mi madre me la hizo y, no es por echarle flores, pero es una preciosidad. Y teniendo en cuenta que esta temporada las estoy viendo por todos los sitios, estoy aprovechando para sacarle el máximo partido a una prenda tan favorecedora y tan combinable.

 

capa 1

 

Como podéis ver en las fotos, mi capa es de color camel, me llega por mitad del muslo y tiene unos botones de cuerno con detalles de cuero que compré tal cual en una mercería. Vale por tanto, para combinar con casi todos los colores.

 

capa 3

Detalle de los botones

 

Así pues, aunque me la he puesto muchísimo y con todo tipo de prendas, os cuento tres combinaciones que he realizado:

 

  • Con un blusón nude, unos jeggins negros y zapatos de jazz negros y beige. El toque lo daba un gorrito negro con una pequeña ala. Este fue el outfit que elegí para ir a Vogue y me gustó mucho la combinación.
  • Con un vestido navy con florecitas liberty, unas medias tupidas azules y unas sandalias.
  • Con un jersey negro de manga corta, falda de vuelo negra y bien unas botas de caña alta sin tacón o unos salones. Para no tener mucho frío es indispensable unos buenos guantes, y si son hasta el codo, mejor que mejor.

Creo que invertir en una capa (no es necesario que sea hecha a mano como la mía, ahora es la ocasión de hacerse con una, puesto que hay muchas en el mercado) es muy interesante. No sólo en esta temporada, sino que será un básico el próximo otoño (muchas colecciones la han mostrado en los desfiles que han tenido lugar) y si es de buena calidad, para siempre.

 

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Porque llevar capa siempre será una buena opción.

 

Fotos: mías y The Sartorialist