Siempre me ha parecido fascinante cómo funciona la moda en cuanto a determinadas marcas. Sin conocer muy bien cuál es el resorte concreto, hay determinadas marcas que se ponen de moda y se convierten en objeto de deseo de muchos mortales. Y supongo que todas  suspiran por tener ese golpe de suerte que haga que un determinado artículo se convierta en el must de la temporada.

Hay marcas que permanecen, que siempre están ahí (todos sabemos cuáles) y hay otras que pasas de no haberlas oído en tu vida a desearlas con todas tus fuerzas. Más allá de campañas de marketing más o menos agresivas (todas las marcas las utilizan y sólo algunas lo consiguen) creo que funciona aquello del subconsciente y el (perdón por la expresión) culo veo, culo quiero.

Cuando en navidades estuve en París (más en DisneyLand que en París, para ser exactos) me llamó la atención (¡cómo no!) la ropa que llevaba la gente. Porque la verdad, mucho street style y mucho blog de inspiración trapil, pero cuando en la calle marca un grado, no me veo yo muchos abriguitos de paño, de esos que nos gustan a todos, pero que no se pueden poner si no quieres morir de congelación.

 

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Sí, sí, queda muy bien, pero hay que calcular el grado de hipotermia

 

Parto del hecho de que no me gustan demasiado los abrigos tipo plumas o plumíferos. Son poco favorecedores pero con invierno como el que estamos teniendo, hay pocas opciones más entre las que elegir. Y como por allí paseaba mucha gente mona pues busqué inspiración para darle un toque a los abrigos rellenos de pluma en cuestión.

Pero lo que de verdad me sorprendió es la cantidad de gente que llevaba una marca en concreto: Moncler. Ya había oído hablar de la marca en ocasiones anteriores (la llevaba VicBeckham cuando iba a la nieve), pero no creí que tendría un éxito tal. Especialmente entre los italianos causaba furor.

 

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¿Sería ella la culpable de la moda?

Para los que no la conozcáis, son los plumas de toda la vida, con unos cortes ligeramente más modernos, con unas telas mil veces más brillantes y con unos precios diez veces más caros. Desconozco si su calidad compensará el precio, pero aún así, me parece excesivo. Al menos, la empresa no se ha quedado viendo el tiempo pasar y esta temporada encargaron a Giambattista Valli una colección algo más elegante. He aquí un  ejemplo:

 

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De estos, la verdad, no vi ni uno

 

Pero no. Ver a tanta gente con los Moncler no me hizo desearlos. Como no es una prenda que me enloquezca, creo que seguiré comprando la versión sintética del asunto y pasando el invierno oscilando entre estas prendas para el día a día y el más crudo invierno y los fabulosos abrigos de paño cuando necesite sentirme un poco más estupenda.

Eso sí, una cosa me quedó clara: aunque mañana pasen de moda, Moncler ya habrá conseguido aquello que me fascina: ser objeto de deseo de muchos, aunque sea por un par de temporadas, sin que yo llegue a saber muy bien porqué.

 

Fotos: shiny nylon, Fashionisima