Harry Potter

 

Yo era una fan de Harry Potter de pega. Me había visto mil veces las películas pero jamás había visto la necesidad de leerme los libros. Precisamente saber qué pasaba me hacía cuestionarme qué sentido tenía perder el tiempo en una historia que ya conocía al dedillo. Pero el viaje que hicimos este verano a Edimburgo, ciudad que vio nacer la saga, hizo que me entrara el gusanillo de, al menos, darle una oportunidad a los libros.

Y lo cierto es que los estoy devorando. Hacía mucho tiempo que no me enganchaba tanto a una lectura, hasta el punto de estar deseando meterme en la cama al acabar el día para disfrutar de las aventuras de Harry, Ron y Hermione.

Tengo que confesar que soy una lectora hedonista. No leo para culturizarme y, desde mi época de post adolescencia gafipástica, no he vuelto a coger un libro de esos que “hay que leer”. Es más, no estoy muy a favor de las lecturas obligatorias en colegios e institutos, aunque nunca agradeceré lo suficiente a las lecturas obligatorias de COU que tuviera que leer “La Colmena” o “Luces de Bohemia”. Ambos me marcaron y me hicieron desear, al menos intentar, juntar palabras tal y como lo hacían Cela o Valle-Inclán. Sin embargo, soy de la opinión de que se puede aprender a escribir de libros entretenidos y amenos.

Cuando recuperé la lectura (tuve que hacer una pausa cuando tuve a mi hija, que duró varios años), lo hice con “A sangre fría” de Truman Capote. ¿Cómo podía llamarme a mi misma lectora sin haber leído a Capote? No sé si sería por las circunstancias de mi vida entonces o por la lectura en sí, pero estuve un año para leerlo. Y entonces me dije “nunca más”.

Desde entonces, he leído mucho, pero no grandes novelas de Literatura, de esas con L mayúscula.

Creo que no hay nada más importante en la literatura (esta con minúscula) que conseguir enganchar a los lectores. Y si alguien lo ha logrado más que nadie en los últimos cien años, esa ha sido J.K.Rowling. Ahora que estoy con sus libros, entiendo porqué.

Así pues, creo que si alguien ha sido vital para las nuevas generaciones de lectores, ha sido ella. Ha hecho desear seguir leyendo a niños, en esa edad tan crítica que, o la lectura te atrapa, o te pierde para siempre.

Y si Dylan se ha llevado el Nobel por su contribución a la cultura, ¿no es el J.K.Rowling digna de ese premio? Nadie como ella ha influido tanto en una generación lectora. No creo que sea nada descabellado.