Mad Men season 1

 

Ayer por la noche vi el último episodio de Mad Men. Después de tantos años de fidelidad absoluta a esa agencia de publicidad que me robó el corazón, tocaba decir adiós.

Reconozco que lo mío con Mad Men no fue amor a primera vista. En redes sociales empecé a leer sobre la serie, y ya con la primera temporada terminada, comencé a verla. En aquella época el spoiler no estaba tan a la orden del día y una se podía permitir ciertos lujos como el de ver una temporada completa en plan maratón. Yo vi el primer episodio y estuve a punto de abandonar. Tardé un par de episodios más en pillarle el punto a aquel ganado de testosterona en el que las mujeres parecían meros floreros y ni pinchaban ni cortaban. Y Don Draper me parecía el peor de todo. Ahora tengo que confesar cuán equivocada estaba. Con el paso de los episodios y de las temporadas, he ido descubriendo a un hombre con debilidades, con una inteligencia soberbia pero nada convencional, incapaz de atarse a nada ni a nadie, pero también un hombre capaz de ver el talento por encima de todo en los demás, mujeres u hombres. ¡Ojalá muchos jefes como él!

Si la estética de la serie me ha deslumbrado siempre, no menos lo han hecho los personajes. Pese a que se trata de una serie con un protagonista claro, es también una serie muy coral, en la que hemos llegado a conocer mucho a muchos personajes, y en la que muchos han tenido su hueco a lo largo de los años.

Si tengo que quedarme con un personaje, elijo a Peggy. Es fascinante cómo hemos visto evolucionar a su personaje. Su evolución ha sido la evolución de la mujer trabajadora desde mediados del pasado siglo, siendo como ha sido, una adelantada a su época. Su relación con Don me ha encandilado porque ambos tenían una química difícilmente vista en otra serie sin que asuntos amorosos terminen enturbiándolo todo. Una vez más, los guionistas de Mad Men han evitado insultar a su audiencia con nimiedades como esa.

También me es imposible dejar de lado al personaje que más me ha hecho reír: Roger Sterling. Genial, cruel, brillante, fascinante. Sus frases merecerían un libro (que yo compraría).

En realidad iría citando todos y cada uno de los personajes principales, porque todos tienen un hueco en mi corazoncito. Pero este post sería eterno.

Me quedo con ese episodio final en el que todo queda atado pero que perfectamente podría ser un final de temporada y esperarnos una nueva a la vuelta de la esquina. Por desgracia no es así, pero me quedo con ese final maravilloso.

No desvelo nada sobre la escena final
, pero sólo diré que esa canción final, esa precisamente, marcó mi infancia televisiva y la de toda mi generación. De este modo, entre lágrimas y sonrisas, despedí para siempre a Don.

Y dije adiós para siempre a Mad Men. Gracias por todo.