La semana pasada os comenté una serie de trucos que yo empleo para evitar comprar ropa sin criterio y llenar el armario de prendas inútiles.

Pero se me olvidó uno de los más importantes, al menos uno de los que yo más uso.

Cuando se hace el desembolso de una cantidad considerable de dinero por una prenda, o simplemente cuando tenemos ropa que nos gustaría si no fuera por algo concreto, quizás podamos arreglarla y darle un nuevo uso.

Lo primero que hay que plantearse es si merece la pena arreglarla. Si nos ha costado muy barata, tiene una mala calidad y tenemos que pagar el arreglo, no merece la pena. Yo tengo la ventaja de que mi madre cose, pero no pagaría según que arreglos en una modista. Otros en cambio sí, y esos son los que hay que considerar.

Hay arreglos que son relativamente sencillos, como una falda con un largo que ya no nos convence, otros son más costosos, como un pantalón que nos gustaría si fuera más estrecho. De estos segundos he arreglado varios dándoles un uso que no tenían desde hacía varias temporadas. 

Falda tubo

Otra buena opción para dar un nuevo toque a una prenda es cambiarle los complementos. Por ejemplo, una camisa con unos nuevos botones o con algún detalle en el cuello (como las tachuelas que tanto estamos viendo esta temporada) pueden convertirla en nuestra prenda favorita. Si pasada la temporada nos cansamos de ella, al menos habrá durado una temporada más de lo que habíamos planeado.

Camisa botones dorados

Solo cambiando el primer botón la camisa adquiere otro toque 

Los abrigos son el tipo de prenda que más merece la pena arreglar. Quizás un nuevo corte o un cuello diferente pueden hacer mucho por ellos y ahorrarnos el comprar otro. 

Pero los arreglos no se quedan únicamente en la ropa, yo también arreglo mucho los complementos. Ahora mismo tengo pendiente colocar una cadena más larga en un bolso que compré hace bastante y que casi no he usado porque tiene un asa demasiado corta. Si compro la cadena y se la añado al asa existente, haré un bandolera que seguro que usaré mucho más.

 

Bolso asa larga

Añadir una cadena a una cartera es una opción interesante si necesitamos un bolso de diario 

Y los zapatos también pueden rejuvenecer por un precio no demasiado caro. Lo más básico es arreglar las suelas. Eso hará que un zapato pueda volverse a usar sin problemas. Otro caso son arreglos más complejos. En mi caso, hace varias temporadas compré en Londres unas botas de marca. Me costaron relativamente baratas (eran de rebajas y básicamente las compré por eso) pero eran altas y me veía demasiado extraña con ellas. El pasado marzo decidí llevarlas al zapatero a cortarles la caña y hacerme unas botines de tipo motero. ¡No os podéis imaginar lo mucho que me los he puesto desde entonces! Así que este año voy a arreglar dos botas más que son mosqueteras y con las que ya no me veo. Espero sacarles el mismo partido.

Con estos arreglos mato dos pájaros de un tiro: limpio mi conciencia porque no tiro y tengo mi armario mucho más interesante.

 

Fotos: zara