La culpa la tiene este hombre:

Para los que no lo conozcáis, se llama Jamie Oliver y es un famoso cocinero británico que hace programas de televisión de lo más ameno.

Sus programas me gustan desde siempre, y ya compré alguno de sus libros con anterioridad, pero desde que en mi casa vimos su programa 3o minutos con Jamie, creo que hemos enloquecido.

La idea es muy simple: menús completos, algo sofisticados pero con un toque casero para cuatro personas y que están listos en sólo treinta minutos. Para ello, tienes que cambiar tu concepto de cocinar y usar una serie de trucos que te hacen ganar tiempo en la cocina.

Cuando éramos tres de familia, salíamos todos los fines de semana a comer fuera, pero desde que tenemos a los dos niños, es una odisea y no se disfruta nada de la comida, así que mejor dejarlo para casa, y preparar cosas chulas.

El caso es que, después de ver una serie de capítulos, decidimos comprar el libro y probar.

Como somos de buen comer, mirad cómo lo tenemos de marcas de recetas pendientes:

 

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Hemos decidido que los jueves nos vemos un par de capítulos, hacemos una lista de los ingredientes que nos faltan, los viernes vamos a comprarlos y los cocinamos los fines de semana tranquilamente en casa.

Además, hemos comprado alguno de los cacharros de cocina que él usa y que ahorran tiempo a la hora de preparar los platos.

Y nuestro nivel de frikismo ha llegado al punto de fotografiar los platos que preparamos y hacer una especie de diario con comentarios y correcciones. ¡Suena muy raro pero es muy divertido!

En honor a la verdad, tengo que decir que todos los platos que hemos probado están riquísimos, que sí es cierto que se tarda poco en hacerlos y que el resultado es espectacular.

En algo nos tenemos que divertir los que no tenemos vida social, ¿no?