tartiflette

 

Existen pocos platos que me gusten tanto como la tartiflette. La primera vez que lo probé fue en un restaurante francés en Andorra y un tiempo más tarde, en un viaje a París, volví a probarlo y caí enamorada. Así que busqué la receta y la fui modificando hasta dar con el punto que me gustaba.

Se trata de un plato de invierno, o sea, contundente, pero de vez en cuando hay que darse el capricho, ¿no creéis?

Ingredientes:

  • Patatas
  • Un puerro
  • Bacon
  • Nata
  • Queso de fundir (en la receta original es reblochón pero lo dejo a gusto de cada cual)
  • Mantequilla
  • Aceite, sal

No sé dar exactamente las cantidades de los ingredientes más que nada porque depende de la cantidad que quieras hacer.

Preparación

Cogemos una cacerola con agua y sal y la ponemos a calentar. Mientras procedemos a pelar las patatas y a cortarlas en trozos ni muy grandes ni muy pequeños. Cuando el agua comience a hervir, las echamos y las dejamos allí hasta que estén cocidas. Para comprobar que están hechas, las pincharemos con un cuchillo. Si se clava con facilidad, es que ya están preparadas.

Mientras las patatas cuecen, picamos el puerros en trozos pequeños.

Cogemos las patatas ya cocidas y las escurrimos el agua. En la misma cacerola echamos un poco de aceite (secándola antes del agua para que no salte cuando se caliente) y cuando esté caliente, ponemos el puerro a rehogar. Cuando comience a coger color dorado, echamos el bacon y lo rehogamos también. Pasados unos minutos, cogemos las patatas y también les damos una vuelta para que cojan el sabor del aceite y las vamos mezclando despacio con el puerro y el bacon para que no se deshagan demasiado.

Una vez mezclada la patata, el puerro y el bacon, añadimos la nata y lo vamos moviendo todo para que se haga levemente. Con un par de minutos a lo sumo tendremos suficiente. Lo probamos y rectificamos de sal si es necesario. También podemos añadir pimienta, pero eso ya va en gustos.

Cogemos la mezcla y la pasamos a un recipiente que podamos introducir en el horno, que habremos puesto a calentar a 180 grados durante 10 minutos.

A la mezcla le echamos queso por encima, de modo que sea como una tapa y también unos trocitos de mantequilla para que funda mejor.

Lo introducimos en el horno durante diez minutos, o hasta que el queso comience a dorarse.

Lo sacamos y a hincarle el diente.

¡Que aproveche!

*Foto tomada por mí