Recuerdo que, cuando era cría, ponerse una calcomanía era lo más. Era un producto pegajoso, que solía venir incluido en las bolsas de patatas fritas y que, tras convencer a tus padres, te colocabas en la mano echándole agua con muchísimo cuidado para que quedara todo el dibujo perfectamente plasmado. Pasados los días, la calcomanía (o calcamonía, que había gente que la llamaba así), adquiría un tono parduzco y tu madre terminaba teniéndote que restregar con alcohol la zona para quitar aquella amorfa marca. De modo que, cuando querías volver a colocarte otro, la batalla era aún más dura. Pero merecía la pena con tal de llevar el cuerpo decorado.

tatoo infantil

Te colocabas uno de estos y eras feliz

 

Ahora, esas calcomanías siguen existiendo, las siguen regalando en diferentes productos, los niños siguen empecinados en colocárselas en el cuerpo y sigue siendo difícil quitarlas del cuerpo cuando dejan de tener forma y color. Sólo que ahora, americanizados como estamos, han dejado de llamarse calcomanías, para pasar a llamarse tatoos.

tatoos hijos infanta cristina

La realeza tampoco resiste el poder del tatoo

Así que, cuando Chanel, en su anterior colección (bueno, quizás la anterior de la anterior, teniendo en cuenta la cantidad de colecciones que saca la Maison al año), hizo a sus modelos pasearse con tatoos por la pasarela, me hizo recordar mi niñez y me produjo cierta gracia. Me da que pensar que la intención del efecto era solamente un golpe llamativo de cara a la pasarela, pero tuvo un éxito mediático tal que algún alto directivo se debió frotar las manos con el filón inesperado. De modo que, en pocos días, comenzamos a oír que los tatoos chaneleros se pondrían a la venta al tiempo que lo hiciera la colección.

 

tatoo chanel-2010 1

El precio, como ocurre en estas ocasiones, me pareció excesivo (75 dólares) pero ya se sabe lo que ocurre con este tipo de complementos: la originalidad se paga.

Eso sí, lo que he visto hoy me ha llamado mucho más la atención, y no sé si en el buen sentido.

Se trata de un antifaz, que se coloca tirante contra la piel, y pasado un tiempo prudencial, se retira para que quede la marca de la doble C durante un rato determinado. No sé qué pensar de la idea. Si es directamente una estupidez, si es que hay gente para todo o si es que es un avance importante del que yo no llego a ver el alcance. Y es que me imagino los efectos perversos si te pasas en el tiempo de llevarlo y que lleves una marca roja durante unas cuantas horas, por no imaginar lo que pensarán el resto de los humanos de ti al verte con semejante marca.

 

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Se presenta en un neceser con forma de huevo en el que se incluyen un tónico, una limpiadora y una hidratante de la marca.

A su favor tengo que decir que se trata del proyecto de final de carrera de diseño de Ryan Mc Sorley para la prestigiosa escuela Central Saint Martins en Londres. De modo que dudo que se ponga a la venta.

Claro que si los dueños de Chanel ven cierto éxito en la idea no creo que duden en comercializarlo… Ya me estoy imaginando a ciertas señoritas con su doble C en la frente, tan felices…

¿Os marcaríais a Chanel en la frente, aunque fuera durante un rato?

Quizás esto sea el amor por la marca elevado a la enésima potencia, pero yo no termino de entenderlo.

 

Fotos: Diez Minutos, Arrebatadora